lunes, 23 de septiembre de 2013

No me gusta abordar mi vida “sentimental” como de manera cursi se le conoce a todo aquello que atañe sentimientos y cosas del amar (y el querer como dice José José), no la rehuyó, al contrario la enfrento como creo que debería de hacerse cara a cara, pero al decir que no me gusta abordarla es algo así como no hablo mucho de ella ni la hago pública, pero estoy aquí escribiendo estas líneas y escribiendo un poco del sentimiento contradictorio que me hizo mella esos días.

Hace un par de semanas recibí un correo de una persona que hasta todavía el principio de este año era mi novia, ya saben aquella con quien parecía que iba a hacerme viejito (más), arrugado (sic) e insoportable (supersic).

La relación termino con un dolor (sigue sin existir una escala para medirlo pero cada quien se las ingenia para afrontarlo y no quedarse tirado) si bien nuestra última conversación ya no siendo pareja no fue del todo amigable pero creo que no era necesaria tanta rudeza ni agresividad en su misiva; creo que deberíamos de llevarnos bien con las personas que alguna vez amamos y que alguna vez nos amaron también creo que no solo hay blancos y negros, existen también los grises y las cosas no necesariamente son malas o buenas simplemente son, no siempre tienen que existir culpables para todo hay cosas que simplemente son o ya no son. Guardo los mejores recuerdos de esa etapa con una mujer hermosa y no menos maravillosa y he optado por olvidar los malos momentos, porque como dice Borges el olvido es el único perdón.

Y así las cosas a pesar de todo, sigue siendo una etapa muy buena y prolífica en mi vida, donde el centro de mi mundo soy yo mismo.


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