martes, 25 de marzo de 2014

Iniciando nuevas etapas 1

Desde hace tiempo voy con un terapeuta, estoy trabajando con él respecto a algunas muchas cosas del pasado desde la relación con los padres hasta los legados familiares. El día de ayer fué muy interesante porque estábamos platicando acerca del paje de oros en el tarot, por alguna razón y esas coincidencias que ocurren con bastante frecuencia en mi vida el tema era la cuestión laboral. 

Hace meses decidí tomar las riendas de mi vida laboral pesé a la negativa que esa decisión podía tener en mi madre principalmente resulta que no fue así, en este momento no solo en México sino en el mundo hay altos índices de desempleo así como una estrepitosa baja en el poder adquisitivo de las familias. ¿Por qué tomé esa decisión tan arriesgada?

Simplemente porque la situación durante el último año me hizo darme cuenta que si no daba ese salto me iba a quedar como un empleado toda la vida, un empleado muy eficiente para los patrones pero un empleado en la ruina; no iba a trascender de esa zona de confort, que iba a vivir con miedo y que iba a necesitar de depender de una herencia o de un matrimonio ventajoso para asegurar mi estabilidad material. Y esa nunca ha sido mi ideal de vida.

Soy un extraño híbrido entre ingeniero y arquitecto; me siento cómodo así, con los ingenieros soy muy arquitecto y con los arquitectos soy muy ingeniero. Mi personalidad trangresora se preserva en ambos bandos y se me deja desarrollar mi trabajo. Con unos mi lado creativo deja un poco de lado al más pragmático y visceversa. La verdad prefiero definirme como un arquitecto que trabaja con la luz más que como un -pretencioso- lighting designer que es el termino que usa la gran mayoría de mis colegas del medio.

He experimentado desde hace trece años con la iluminación, hice el servicio social de la carrera tecnológica  en el departamento de alumbrado público de un ayuntamiento, mis primeras desveladas de adolescencia no fueron bebiendo alcohol a escondidas en la casa de un compañero de la prepa o jugando a la botella sino realizando mediciones de dispositivos de alumbrado público. Rara manera de empezar la adolescencia. Ese fué el inicio de mi relación con la luz.

Después por algunas coincidencias trabajé y entable amistad con un arquitecto muy sui generis todo un artista de la luz, incapaz de entender la diferencia entre voltaje e intensidad de corriente pero con una sorprendente imaginación y comprensión de dicho fenómeno físico, la lectura e importancia de las sombras y su expresividad en la arquitectura. Conocí de cerca y aprendí a valorar el patrimonio histórico edificado de nuestras ciudades, esa importante pieza y eslabón de nuestra cultura acerca de como debía de respetarse. Mi relación laboral con ese arquitecto finalizó en el momento en que tuve varios rompiminetos en mi vida y una de las cosas que me tenían inquieto en ese momento era la cantidad de horas que dedicaba a mi trabajo en comparación con el resto de mi vida que para ese momento ya había influido en mi divorcio.

Desde entonces he seguido experimentando con la luz por mi cuenta en mis proyectos personales así como en las remodelaciones y más recientemente en la experiencia laboral a la cual renuncié hace unas semanas donde aprendí muchísimo ahora un lado más técnico del mismo tema, más "ingenieril" y donde aprendí que los ingenieros no necesariamente son cuadrados, conservo ambas experiencias como un antes y un después en mi vida profesional que ahora depende de mi y que ese paje debe de empoderarse y evolucionar primeramente a un caballero y después a un rey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario